cifrar el cuerpo,
cifrar los nombres
en los gemidos.
Cifrar abrazos,
cifrar los llantos,
las alegrías,
a los amigos,
los viejos sabios,
sus primaveras.
Y encarrerado,
binario, burdo,
perplejo, sobrio,
adusto, triste,
cifrar también el horizonte.
Cifrar pájaros
negros y rojos,
pues la libertad
dejó la huelga
para volverse
un algoritmo
sin Minotauro.
Cifrar los besos
los ojos bizcos
los capítulos
que hablan del amor;
cifrar el siete
si la conquista
atrapó el sueño
de por fin tocar
el borde de las bocas;
cifrar el cinco
si no es andaluz
la hora de la muerte.
Ya, firmar la paz
y hacer estado
de gracia el signo:
Cifrar, programar,
hacer códigos.
Siempre es bastardo
el nuevo mundo.
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